La piel seca es una cualidad altamente prevalente en individuos sin otra patología acompañante, esto es, en la piel sana. Se estima que la xerosis o piel seca generalizada o difusa afecta al 75% de los individuos mayores de 75 años y que es la causa más frecuente de prurito, esa sensación experimentada en la piel que produce el deseo de rascarse.
Un estrato córneo sano contiene en condiciones normales un 15-20% de agua. Cuando esta cantidad es inferior al 10% se forman escamas visibles y la piel adquiere el aspecto típico de la piel seca. Para que la epidermis produzca una barrera eficaz, es necesaria una actividad metabólica y enzimática del estrato córneo que lleve a la formación correcta de queratinas, factor hidratante natural y lípidos, así como una ruptura ordenada de las uniones intercelulares (corneodesmolisis) que produzca una descamación fisiológica imperceptible.
En una piel seca, el proceso de maduración corneocitario está alterado produciéndose un incremento de los niveles de corneocitos frágiles a expensas de corneocitos resistentes. Esta constituido por una mezcla de aminoácidos y sales procedentes de la hidrólisis de la filagrina. Son elementos muy hidrosolubles y con una gran capacidad para retener agua (higroscópicos). Absorben el agua ambiental y del interior de la piel.
Los lípidos son moléculas no polares y, como tales, repelen las moléculas polarizadas de agua, limitando así el paso de agua al entorno. Ceramidas (50%), ácidos grasos libres esenciales y no esenciales (10-20%) y colesterol (25%). Cuando en la piel se produce el deterioro de la síntesis de ceramidas, se ocasiona una desestructuración de la bicapa lipídica, un aumento de la pérdida insensible de agua y una amplificación de la respuesta inflamatoria que provoca la alteración del medio óptimo para que las enzimas epidérmicas ejerzan su labor.
Con la reducción de lípidos y de factor hidratante natural y un predominio de corneocitos frágiles (inmaduros). Estas modificaciones enzimáticas se convierten así en causa y consecuencia, cerrando el círculo vicioso que perpetúa la sequedad cutánea.
CÓMO TRATAR
. Lípidos: los agentes relipidizantes deben ser similares en composición y cantidad a los presentes en la piel de forma fisiológica (ceramidas, colesterol y ácidos grasos esenciales). Se ha descrito que los lípidos fisiológicos aplicados sobre la piel son capaces de permear el estrato córneo e internalizándose en la granulosa, incorporarse a los cuerpos laminares. Así, la aplicación tópica de lípidos fisiológicos contribuye a restituir la barrera epidérmica, no solo por la oclusión, sino también por el aporte del material primario de los nuevos cuerpos laminares.
. Ceramidas: facilitan la diferenciación epidérmica restableciendo los lípidos celulares.
. Colesterol: facilita la regeneración y diferenciación epidérmica.
. Ácidos grasos esenciales: tienen actividad antiinflamatoria, inmunógena y antimicrobiana.
. Urea: su concentración en la piel seca está reducida un 50% con respecto a la piel sana.
Bibliografía: Elsevier España, S.L. Año 2013.
Servicio de Dermatología, Hospital Universitario, Madrid, España.